Todo estará en video, desde el principio hasta el fin. Todas sus anécdotas, todos sus comentarios y todas sus burlas. No creo que a alguien se le haya ocurrido antes grabar los últimos momentos de una persona en su lecho de muerte… Qué idea tan mas genial, no hay confusiones de quién dijo qué, o cómo recuerda alguien su vida entera, la cámara no miente.
A mi abuelo se le ocurrió la brillante idea de pedirme que metiera una cámara de video a su cuarto, cuando a nadie le importaba lo suficiente entrar para ver cómo seguía su salud. No creo que no lo quieran, más bien yo creo que después de tantos achaques y después de tanto tiempo enfermo, se hicieron a la idea de su muerte mucho antes de que su condición llegara al extremo en que está ahora. "Será que tú si me entiendes… Será que a ti todavía te gusta escucharme…"; es la verdad, nunca me he cansado de escuchar las anéctodas de mi abuelo, ni aunque las repita cada vez de manera diferente. Siempre me ha llamado la atención la manera en que el veía las cosas a mi edad, y la manera en que yo las veo ahora.
No sé qué pensar de él, no sé si sea un viejito con imaginación de niño, o un simple mentiroso que gusta de adornar su vida con detalles de dudosa realidad. De cualquier manera, sus historias siempre me cautivan de una manera muy extraña; procuro poner atención a los más pequeños detalles, como el carro que siempre quiso para seducir a mi abuela, en unas historias era azul y en otras era de cualquier otro color; mi abuela (q.e.p.d.) ni siquiera recordaba cuando conoció a mi abuelo. Mi tía Julia dice que se conocieron en un tren a Guadalajara, mi tío Lalo dice que mi abuelo era todólogo y un día hizo un pequeño trabajo de albañilería en casa de la familia de mi abuela. Mi papá dice que su matrimonio fue un acuerdo de familias, pero que mi abuelo siempre lo hacía sonar como una historia de tragicomedia shakespeareana. Ahora entiendo que ellos son de una generación donde los papás raramente platicaban anécdotas a sus hijos, incluyendo la manera en que se conocieron, para qué decirles…
De cualquier manera, mi abuelo ya no está. Lo único que queda de él son sus historias, sus fotografías y sus hijos. Raramente se le da importancia a la descendencia de alguien; imagino yo que la obra maestra de cualquier pintor, compositor, artista o lo que sea, son sus hijos. Tuvieron la oportunidad de enseñarles todo en lo que creían, los educaron como mejor encontraron, y su comportamiento (el de los hijos) es reflejo de su carácter.
Tal vez me equivoque, tal vez no; pero el ver cómo son mis tíos y mi papá, me da una muy buena idea de quién era mi abuelo. Siempre todos muy correctos, parandose derechitos, acabando su sopa antes de comenzar a tomar agua. Detallitos no sólo indican su educación, sino la manera en que la recibieron. Me imagino que antes la educación era igualito a domar un animalito, el simple hecho de verlos provocaba simpatía, pero la mejor manera de enseñarle a un león a saltar un aro en llamas, es a latigazos, aunque no le guste.
Siempre he escuchado comentarios acerca de la educación que les dió mi abuelo a mis tíos, unos dicen que era demasiado duro, otros dicen que siempre les pegaba con amor; yo no sé, madrazos son madrazos aunque te los den con mucho cariño. De alguna manera les causa dolor acordarse de cúanto les hizo falta un abrazo cuando lo necesitaban, también les causa un poco de lástima el saber que él también fue educado así, tal vez de una peor manera. Que si su papá era un soldado conservador en tiempos de guerra, que si el abuelo tuvo que trabajar desde los 9 años como albañil, tantas cosas que parecen tan inciertas cuando uno lo escucha hablar… Entre tantas anécdotas uno no puede encontrar una sola que hable mal de su papá, o que se queje de su infancia; ni siquiera es de esos abuelos que te dicen "cuando yo tenía tu edad, ya tenía que mantener a 3 hijos".
Él es (o era) una persona de carácter muy particular, es de esos que le gritan a la televisión cuando pasa algo que no les gusta; pero es la persona más amable del mundo cuando conoce a alguien por primera vez. Al principio, a mi prometida también le gustaba platicar con él, pero se hartó por la manera en que mi abuelo hablaba de las mujeres; nunca despectivamente, pero siempre decía algo que mi prometida encontraba "ofensivo".
Hace 10 minutos que llamé a todos para enseñarles el video, y todavía no sé siquiera si van a venir. La tía Julia ni siquiera conoce mi departamento, pero estoy seguro de que es ella quien está llamando la puerta ahora, estoy seguro de que quiere encontrar en el video alguna clase de disculpa por su muy poco feliz infancia. No sé si la vaya a encontrar, pero ahora está sentada en primera fila, motivada sólo por la esperanza de ver a un viejo senil arrepintiendose de todas las cosas que hizo mal a lo largo de su vida.
Han pasado ya 30 minutos de video, el tío Lalo y algunos de mis primos están aquí, mi papá no ha venido. La tía Julia está llorando, no sé si es porque ya se dio cuenta de que mi abuelo no va a volver, o porque no sabe cuánto queda de video. Yo sigo apuntando los pequeños detalles en sus historias, me imagino que después de un tiempo podré hilarlos todos y recrear su vida en papel.
Mi papá acaba de llegar, con su cara siempre seria y su bigote cuidado. Su traje planchado y su abrigo en el brazo. "¿Qué, en qué va?", "En la historia del vestido azul", "Ah, todavía falta entonces", "Ja, no sé hasta dónde lleguen las historias". La tía Julia ya no está llorando, sólo está gimiendo, imagino que acabó por deshidratarse, o tal vez quiere que pensemos que sufre mucho.
"Llegó un momento en que ya no supe a dónde ir, ni con quién juntarme. Ya no sabía si quedarme con mi esposa, o buscarme una nueva que sí supiera planchar, (risas). Ay esa Mily, cómo me hizo falta. Pensar que no me di el tiempo para disfrutar de su compañía y sus cuidados; a pesar de todo, ella era la única que me ponía en mi lugar cuando me pasaba de listo con ustedes… Se salvaron de unas cuantas cicatrices gracias a su madre, que no se les olvide. Sé que llegó un momento en que ya no quisieron saber más de mí, que ya no querían estar conmigo, y no se los reprocho… Antes de que suceda cualquier cosa, quiero que sepan que el único gran amor de mi vida fue su madre. Si todavía fuera joven, pensaría en vivir para siempre; de un tiempo para acá me he sentido hasta la madre de vivir, viví mucho, viví rápido, viví al día cuando los tuve a ustedes. Ustedes son lo que le dejo al mundo ahora que ya no voy a estár en él; enseñenle a todos esos putos quiénes son ustedes, qué representan y cuánto saben de la vida… Y Beto… tantas vidas tienes en papel, que ni siquiera voy a enterarme de quién de esos fui yo… Será que en verdad así es como termina todo… En el no saber quién fue uno… Y… Y…" Todos nos quedamos un tanto pasmados al ver esos últimos 30 segundos de video. Conocimos un lado demasiado humano del abuelo; la tía Julia pidió ver el video nuevamente, será que todavía quería encontrar una disculpa escondida en sus palabras.
Los primos estaban mandando mensajitos por el celular, dudo mucho que siquiera sepan el por qué el silencio ahoga la sala en este momento. Mi papá deja ver unas cuantas lágrimas escurriendo a lo largo de sus mejillas, mientras me toma del hombro me dice con voz entrecortada: "Tantas vidas…"
lunes, 11 de mayo de 2009
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